Camino de Santiago Primera parte

Ultreia o ultreya (del latín ultra -más allá- y eia -interjección para mover-) es un saludo entre peregrinos del camino de Santiago. Viene a significar "Vamos más allá", "Vaya adelante".

Así es, como el lector ya imaginara, este año hice el camino de Santiago. Sin ninguna pretensión ni tan siquiera la de llegar, porque para alguien, con más operaciones de rodilla que el rey, perdón ex rey, de cadera a priori puede suponerse imposible.
Aunque en principio la idea era salir de León, al final un poco por miedo, un poco por albergar la esperanza de poder terminar, decidí salir desde Sarría.

Un café corto de café con leche fría dos azucarillos, una tostada de pan con mantequilla y mermelada y una botella de agua para el camino y mientras desayuno veo a algunos peregrinos terminar de acomodarse equipos supercompletos y con cara de haber pasado por estos lances en otras ocasiones me hizo pensar muchas muchísimas cosas pero dado que estaba allí.

Termino el desayuno y cojo mi mochila del decat a estrenar, con su saco y sus cosas en las mismas condiciones ya que mi actividad física y mis salidas al campo y por tanto el equipo para realizarlas, eran como diría un buen amigo mío, una o ninguna. Salgo a la calle con decisión, como si supiera lo que tuviera que hacer o no tuviera más miedo que vergüenza por descubrirme perdido nada más salir de la estación, ufff mal empezamos pensé. Al final haces lo que cualquier persona normal, mirar hacia la  lontananza con la esperanza de ver alguna mochila, concha o bastón, que gentilmente te ponga en la dirección correcta.
En este caso no fue así,  porque me encontré un par de Km de más, aunque no fue lo único que me encontré, en la misma o parecida situación se hallaba otro peregrino, al que llamaremos Felipe para guardar su anonimato y que me acompañaría en este viaje.

Llegados a este punto me gustaría aclarar que no tengo la intención de hacer una guía de viaje dado que en la red se pueden encontrar muchas y muy buenas, esto es simple y llanamente mi paso y mi experiencia en el camino.

Animado por el ambiente, las sensaciones, la conversación con Felipe y una taza de te en la terraza de, según rezaba el sello, Peter Punk (Mountrás) llegamos a Portomarín.



No recuerdo la hora pero no debía de ser tarde por que el paso por el puente sobre el río Ebro, llegar a la escalinata romana, subirla al ritmo de gaitas y música popular que resonaba a nuestro paso desde un cercano centro cívico pero sobre todo ver la cantidad de peregrinos que estaban en la puerta del albergue me dio fuerzas para cuando Felipe me dijo que tenía reserva en el siguiente pueblo Gonzar, para evitar un poco el tema de las aglomeraciones, preguntarle a qué distancia estaba y que al decir 8 Km, pensara que si después de oficialmente 22,4 Km estaba así, 8 Km más era un reto asequible.

No podía estar más equivocado. Un sol de justicia que pegaba y yo sin gorra, la mala gestión de fuerzas, que yo diría que algún mojón esta duplicado y mi estado físico y mental hicieron de los últimos 5 Km hasta Gonzar una de las experiencias más duras pero a la vez más enriquecedoras de mi vida. Puedo decir sin lugar a dudas que fue un punto de inflexión, no solo en el camino si no en mi vida.

Con una pajara de las de manual de las que empiezas con calambres, fatiga, cansancio muscular, pero la cabeza funciona pero que a medida que las reservas de glucógeno se agotan y aumenta el ácido láctico, el aporte de oxigeno al celebro también se ve afectado llegando la visión borrosa y alucinaciones no no llegue , o si.Con el piloto automático solo recuerdo oír la voz de Felipe hablando, y aunque no recuerdo una palabra como agradezco cada una de ellas. A las 5 más o menos me dejo caer, literalmente en un albergue que de verdad llegue a pensar que lo movían, en el que aunque no tenían camas, terminaron dejando que durmiera en un sofá de la entrada.

Cuando por fin me hidrato, por dentro y por fuera, vuelvo poco a poco a la realidad. En ese rato que lavas la ropa y aprovechas para hacer estiramientos masajes ponerte unas agujas... Empiezo a ser consciente de la gente de mi alrededor gente TODA fantástica a todos los niveles. Conoces a gente que no vuelves a ver más, otros con los que vas coincidiendo en  las etapas, tanto del camino como de la vida pero todos de una o de otra manera estableces un vinculo, quizás como decía mi acompañante la energía de todos los que vamos pasando por el camino va confiriendo una energía que pasa a formar parte del camino y yo añadiría que de nosotros mismos también.

continuara...

Ultreia y recuerdas los limites los pones tu.


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